Un juego desarrollado por un grupo de la Universidad de Stanford ha demostrado como los jugadores pueden recordar secuencias de números complejas inconscientemente.
No importa cuanto avance la tecnología, las contraseñas continúan siendo el eslabón débil de la cadena en materia de seguridad, por eso un grupo de la Universidad de Stanford, situada en Palo Alto, California, ha desarrollado un sistema para que el usuario sea capaz de almacenar en su cerebro contraseñas complejas sin que sea consciente de que en el momento oportuno las recordará.
El método está basado en la idea del aprendizaje implícito mediante el cual nuestro cerebro aprende de forma inconsciente un patrón que no podría reconocer de manera consciente, de hecho ¿no le ha pasado que alguna vez habéis intentado recordar a propósito una clave que usáis continuamente y de repente la olvidó? Pues ese es el ejemplo más claro de cómo funciona, aunque el proceso es mucho más complejo.
En el experimento de Standford, un grupo de personas tenían que jugar una partida en la que una secuencia de 30 números aparecía más de cien veces a lo largo del juego. Conforme pasaba el tiempo, los jugadores recordaban con mayor precisión de forma mecánica la contraseña. Dos semanas después de acabar la partida se les preguntó la clave y la mayoría de ellos la recordaba, muchos de ellos se equivocaron en algún número, pero acertaron la mayoría de dígitos.
A pesar de que este experimento todavía está lejos de ser una aplicación real, la idea básica es transmitir que una contraseña compleja no puede ser recordada de forma consciente, lo que daría un cierto impulso a la seguridad de las cuentas.
Fuente: idg.es
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